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Francisco Melo: “El Último Palestino te obliga a habitar un dolor que sigue abierto”

Francisco Melo es uno de los actores más reconocidos de Chile, con más de treinta años de trayectoria en teatro, cine y televisión, y una voz que ha marcado a varias generaciones. Este 2025, el intérprete se suma a El Último Palestino, una audioserie de docuficción que recrea, desde un relato íntimo y profundamente humano, la violencia cotidiana que enfrenta el pueblo palestino bajo ocupación.

En Al Damir, conversamos en exclusiva con Melo sobre el impacto emocional de encarnar un relato que se entrelaza con la tragedia actual de Gaza, sobre la dimensión ética del arte frente a la injusticia y sobre los desafíos de narrar un dolor que —como él comenta— “sigue completamente abierto”.

Por: Valeria Apara Hizmeri

  1. ¿Cómo definirías El Último Palestino? ¿De qué trata esta historia y qué hace que sea diferente a otros proyectos narrativos?

“El Último Palestino es una audioserie, una forma de docuficción inspirada —lamentablemente— en hechos reales, y que conmueve hasta los huesos. Es un relato en el que el espectador, o más bien el auditor, va descubriendo un viaje peligroso, un viaje de descubrimientos que involucra tanto a la protagonista como a quien escucha. Es una manera de conectar con la tragedia que vive hoy el pueblo palestino, desde una perspectiva que no solo es muy gráfica, sino también profundamente conmovedora”.

  • ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te llegó la propuesta?

“Lo primero que pensé cuando me llegó la propuesta… bueno, lo viví como una coincidencia de la vida. Yo estaba en un estudio de grabación haciendo unas locuciones por otro asunto y me pidieron si podía hacer una prueba para este proyecto que se llama El Último Palestino. Un poco por mi vínculo con la comunidad, que viene desde un personaje llamado Chadi Abu Kassem, que interpreté en la teleserie Los Pincheira.


Hicimos una prueba con mi voz y también emulando la voz de Chadi, y ahí quedó ese proyecto. Fue profundamente emocionante, porque es un relato en el que la palabra ‘conmovedor’ va a estar constantemente en esta entrevista, porque de verdad conmueve. Me conmovió la lectura, me conmovió cuando hice la locución.


Después no supe más por mucho tiempo, hasta que me llamó mi amigo Ramón Llao: el proyecto ya había tomado forma y me invitó a interpretar un rol particular dentro de este camino de revelaciones y descubrimientos que es
El Último Palestino”.

  • Muchos artistas evitan temas políticos por temor a represalias o polémicas. Tú decidiste involucrarte. ¿Qué te impulsa a tomar una postura?

“Sí, la verdad es que en general he estado involucrado con la causa palestina, pero más allá de que sea Palestina, me parece una causa humanitaria. A veces he tenido conversaciones con amigos israelíes que, al menos, me han llevado a eso: a conversar, a discutir, a dialogar, que es algo tan necesario hoy en día en nuestra sociedad.


Podemos tener visiones distintas, historias distintas, raíces distintas, pero lo importante es sentarse a conversar. Lamentablemente, el conflicto palestino-israelí no tiene nada de eso cerca, y es claramente una minoría política la que ha llevado a esta catástrofe inhumana que sucede en Palestina, y particularmente en Gaza.


Entonces, más allá de una postura política, creo que se trata de algo que no puede dejar de removernos. Y si de alguna forma mi participación —o la de cualquiera— puede generar discusión, puede remover conciencias, me parece importante hacerlo”.

  • Tú interpretas a Felipe ¿Cómo lo describirías?

“De alguna forma representa a muchos, incluso dentro de la comunidad, porque encarna el enfrentamiento a una realidad concreta, difícil, desde la sensatez. Se contrapone a esta actitud desenfrenada y a ratos poco racional de Leila, que es su futura mujer, están a punto de casarse, de comprometerse.


Él asume un rol casi de antagonista: es quien, de alguna forma, le impide o trata de impedir que Leila dé rienda suelta a sus instintos humanitarios y se atreva a ir a una zona de guerra. Es el nombre de la sensatez, alguien racional frente al hecho concreto de los peligros que significa ir a un lugar que está directamente vinculado con la muerte. Ese es el rol de Felipe.


También creo que apunta o devela algo de lo que conversábamos con Celine (Reymond): sin duda, es una pareja que no va a tener buen destino. Este hecho puntual —que Leila sienta la necesidad de ir a buscar a ese niño, a su pariente— los va a llevar por caminos totalmente distintos”.  


A mí me gusta defender a mis personajes, y si bien Leila es un personaje visceral, movido por las vísceras, Felipe es completamente racional. Tiene un análisis pragmático del evento y le parece sin sentido que Leila decida hacer ese viaje hacia la muerte”.

  • El podcast mezcla ficción con hechos y situaciones reales que ocurren en Gaza y Cisjordania. ¿Cómo fue trabajar sabiendo que lo que se narra podría ser la vida real de miles de personas?

“Evidentemente, cuando uno interpreta una historia basada en hechos reales, conmueve; pero conmueve aún más cuando es una historia basada en hechos reales que están ocurriendo en ese mismo momento. Eso genera una conexión dolorosa y profundamente emocionante que, sin duda, a todos los que interpretamos algún rol dentro del relato de El Último Palestino nos tocó, incluso hasta las lágrimas.

Como actor, uno va generando distintas conexiones emotivas e históricas con los personajes que interpreta. En este caso particular, hay una herida abierta que formó parte de la interpretación de todos y cada uno de los que hicimos El Último Palestino”.

  • ¿Hubo algún momento durante la grabación donde pensaste: “esto no es solo actuación, esto es una denuncia”?

“Yo, generalmente, cuando actúo estoy involucrado primero en hacerme cargo de encontrar la verdad, la conexión y la humanidad de lo que sucede ahí, en ese momento, en esa escena. Ponerle demasiada información externa a una actuación no me acomoda.


Sin duda, después, cuando uno le da vueltas a lo que pasó o se da cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese instante, aparece la sensación de que eso va más allá de una actuación. Uno, cuando actúa, pretende conmover, pretende llegar al alma del espectador, y eso es fundamental en todo proyecto dramático en el que uno se involucra.


Evidentemente, hay trabajos que tienen un impacto más fuerte por la historia, por la contingencia o por distintos elementos. Por ejemplo, cuando uno realiza trabajos relacionados con la violación de los derechos humanos durante la dictadura en este país, o en cualquier lugar, se generan conexiones que van más allá de una buena actuación: son conexiones particulares, personales, que vinculan directamente con esa deshumanización de nuestra sociedad”.

  • ¿Cómo ha influido este proyecto en tu mirada sobre Palestina y lo que ocurre hoy en Gaza?

“A mí lo que más me impactó, más allá del conocimiento que uno tiene desde este lugar del mundo que está en paz —y esa paz significa un cotidiano que no se relaciona con el peligro de muerte o con vivir en constante amenaza—, fue el relato crudo que entrega la audioserie. Cómo pone palabras en los personajes que te instalan en lugares, situaciones e imágenes que son profundamente aterradoras.

Todo lo que vive el personaje de Leila, lo que ve, lo que sufre y lo que siente en este viaje de búsqueda trágica, es realmente impresionante. Porque uno sabe ciertas cosas, uno ha escuchado, pero la gracia de este relato es que los personajes, de alguna forma, te obligan a habitar esos lugares, a tener esas imágenes, a sentir esas sensaciones. Y eso es profundamente emocionante”.

  • ¿Sientes que una ficción como esta puede generar conciencia o cambiar percepciones sobre lo que ocurre en Palestina en nuestro país?

“Mira, creo que todos los esfuerzos que se puedan hacer para poner estos temas —y este en particular— en primera línea son valiosos. Nunca sabemos cuál es el impacto que pueden llegar a tener; a veces uno tiene la sensación de que son gritos que se pierden en el viento. Pero el hecho de que exista este material, de que quede como una muestra y esté enmarcado en un relato dramático, es un canal para transmitir, para contar, para generar conciencia y, ojalá, para cambiar percepciones sobre lo que ocurre en Palestina.

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