Nuestro derecho a la autodeterminación
La Declaración de Independencia Palestina proclamada por el presidente Yasser Arafat el 15 de noviembre de 1988 en Argelia, estableció formalmente el Estado de Palestina al ajustar las reivindicaciones palestinas al Derecho Internacional en base a tres resoluciones de la Asamblea General de la ONU.
En la declaración, la Organización de Liberación de Palestina (OLP) como única representante del pueblo palestino, proclamó el establecimiento del Estado de Palestina, con Jerusalén Este como su capital, considerando que: en el territorio deben existir dos estados, Palestina e Israel (Res 181); que las fronteras son aquellas delimitadas antes de 1967 (Res.242) y que se garantizaba el derecho al retorno de todos los palestinos (Res.194).
Los palestinos citamos la Declaración de Independencia como el momento que define nuestro derecho a la autodeterminación y la condición de Estado, pilar para el reconocimiento internacional y como lo que pensamos, sería el inicio de un largo proceso que condujera a una solución final a la difícil situación de la nación palestina, que desde 1948 sufre innumerables eventos de violencia y ocupación. Por 75 años, la ocupación israelí es una realidad abominable para todos los palestinos.
En 1993, la OLP e Israel firmaron el Acuerdo de Oslo para respaldar el concepto de solución de dos Estados, estableciendo un Estado Palestino junto a Israel. A pesar del optimismo inicial, acontecimientos y desafíos posteriores impidieron su implementación. La construcción del Muro del Apartheid por parte de la ocupación israelí comenzó en 2003 provocando una nueva realidad geográfica sobre el terreno; las actividades de asentamiento continuaron y crearon una nueva amenaza.
Hoy en día, más de 700 mil colonos israelíes viven en asentamientos construidos en la zona C de Cisjordania.En el año 2005, Israel se retiró unilateralmente de Gaza. Desde entonces, Gaza ha sido testigo de cinco ataques militares por parte de las fuerzas de ocupación israelí asesinando miles de personas y destruyendo gran cantidad de viviendas, hospitales, escuelas y otras infraestructuras.
El presente año 2023 ha sido crítico en Gaza y Cisjordania. El gobierno de extrema derecha de Netanyahu mantiene posturas extremistas y radicales contra los palestinos.
Las ciudades, aldeas y campos de refugiados en Cisjordania son atacados periódicamente, asesinando desde octubre a más de 180 mártires, mayoritariamente niños y mujeres. Se decretaron nuevas leyes contra los detenidos y la presencia armada de colonos en los asentamientos, se convirtió en un peligro constante.
La actual guerra militar de agresión lanzada contra Gaza por la ocupación israelí es una amenaza real para el futuro de una solución política definitiva. Los bombardeos constantes en Gaza han causado más de 11.000 mártires, más de 30.000 heridos y la destrucción de 60% de su estructura, incluidos hospitales, mezquitas, iglesias, universidades y, en su mayoría, viviendas. El genocidio, el castigo colectivo y la limpieza étnica presenciados son crímenes de guerra que la ocupación ha llevado a cabo en Gaza en los últimos 39 días.
Reitero el llamado a la Comunidad Internacional para que intervenga y detenga los ataques constantes, permita la entrada de ayuda humanitaria, acceso a combustible y electricidad y todas las acciones que detengan los asesinatos de bebés, niños, mujeres, hombres y ancianos a mano de las fuerzas de ocupación israelí.
Hoy, más de 1,6 millones de palestinos en Gaza fueron obligados a trasladarse a un sur que también está bajo ataque sistemático, somos testigos de una nueva realidad de desplazamiento, de una nueva Nakba interna, de una Nakba en Gaza.
Ante todas estas atrocidades, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU o del Consejo de Seguridad fue implementada. No se respeta el derecho de los palestinos a un Estado propio. La construcción de asentamientos no se detiene. A pesar de todos los llamados de la ONU para cese al fuego, las violaciones a los Derechos Humanos del pueblo palestino continúan.
Lo más amargo es que 35 años después de promulgar la Declaración, la ocupación y aniquilación de los derechos palestinos continúan, sin que la Comunidad Internacional obligue a Israel a circunscribirse al Derecho Internacional, detener los crímenes de guerra, sistema de apartheid y desplazamiento forzado de la población de Palestina que cada día hace más difícil una solución para el conflicto.