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En el mes de la Nakba:

MÉDICOS SIN FRONTERAS MUESTRAN CÓMO VIVEN LOS PALESTINOS BAJO LA OCUPACIÓN 

  • En reciente publicación de esta organización se muestra el trabajo del fotógrafo Alfredo Cáliz que viajó por la Cisjordania ocupada para documentar las consecuencias físicas y psicológicas de una realidad que se inició hace 74 años.

Como cada día 15 del mes de mayo, los palestinos conmemoran la Nabka de 1948, el momento de la creación del Estado de Israel, que simboliza la «catástrofe» porque se inicia el desplazamiento de miles de ciudadanos ante el despojo de sus tierras. Este 2022, el hito histórico que cumple 74 años, ha estado marcado por una escalada de tensión, en las últimas semanas, entre Israel y Palestina.

Las imágenes de Alfredo Cáliz, publicadas en El País Semanal, “reflejan la cotidianeidad mezclada con la represión, la discriminación, y los problemas psicológicos fruto de la violencia y los continuos traumas que atraviesa la población”, señala el informativo.

La publicación agrega que “durante más de cinco décadas, desde que Israel ocupó Cisjordania y la Franja de Gaza de Palestina, el pueblo palestino ha experimentado continuos y repetidos traumas. Las necesidades humanitarias en Territorios Palestinos Ocupados están aumentando debido al desempleo generalizado, el declive económico y el reciente impacto de la pandemia de COVID-19. En Cisjordania, continúan la represión y la discriminación sistemáticas por parte de las autoridades israelíes contra las y los palestinos, con demoliciones de viviendas, reubicaciones forzadas y un aumento de la violencia por parte de colonos israelíes”.

Labor de Médicos Sin Frontera

Creada en 1971, Médicos sin Frontera es una organización de acción médico-humanitaria que asiste a personas amenazadas por conflictos armados, violencia, epidemias o enfermedades olvidadas, desastres naturales y exclusión de la atención médica. Cuenta con más de seis millones de socios y colaboradores en todo el mundo.  Esta independencia financiera les permite decidir a quiénes atienden y cómo lo hacen.

Su labor en Palestina consiste en: “brindar servicios de salud mental a personas con problemas psicológicos que van de moderados o graves, y con trastornos psiquiátricos en Cisjordania y Gaza. Nuestros servicios incluyen una respuesta a los problemas de salud mental que son resultado específico de la violencia en Cisjordania. Para muchas personas, tales experiencias tienen consecuencias a largo plazo, particularmente cuando se suman a un trauma preexistente de episodios anteriores de violencia y de la vida bajo la ocupación y el bloqueo”.

Raghda © Alfredo Caliz/El País Semanal

La publicación de Médicos Sin Frontera también incluye historias, como la de Raghda, quien “recibió tratamiento por parte de nuestra organización tras ser diagnosticada con trastorno de estrés postraumático. En 2013, poco después de que su casa estuviera terminada en H2, – un área de la ciudad de Hebrón bajo control militar israelí -, recibió una orden de demolición por parte del ejército israelí por una supuesta construcción ilegal. Un año después, su hijo fue arrestado y pasó dos semanas en la cárcel tras estar involucrado en una pelea con un colono adolescente. En 2019, Raghda se dio cuenta de que necesitaba ayuda. “Todas las madres en Palestina viven en condiciones difíciles y nos hemos vuelto fuertes, pero a veces llegas al límite y necesitas ayuda”, dice. “Nuestra salud mental es la base para que sigamos siendo fuertes para quienes nos rodean”. Otro de los casos que se exponen es el de Haroon que “en 2021 sobrevivió a un disparo en el cuello por parte de un soldado israelí. La bala dañó su médula espinal y quedó tetrapléjico. Haroon y su familia viven en Masafer Yatta, al sur de Hebrón, un área desértica tradicionalmente beduina que forma parte del Área C, el 60% del territorio de Cisjordania que quedó bajo el control exclusivo de Israel con los Acuerdos de Oslo de 1993, y donde los palestinos corren el riesgo de ser desalojados de sus aldeas. Haroon fue hospitalizado primero en Hebrón y luego en Tel Aviv. Farisah, su madre, recibe apoyo psicológico en nuestra clínica en Hebrón. “Tengo que mantenerme entera”, dice. “Si me debilito, mi familia se debilita, y es mi deber cuidar a Haroon”.

Haroon y su madre Farisah
© Alfredo Caliz/El País Semanal

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