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Estrés crónico: Invitado de piedra de la pandemia

La salud mental es uno de los daños colaterales del Covid19. ¿Cómo hacer frente a estos efectos con soluciones simples y creativas es lo que conversamos con Priscilla Moubarak, psiquiatra de la Universidad de Chile y psicoterapeuta integrativa. 

  • ¿Qué ha pasado con la salud mental de las personas luego de un año y medio de pandemia?
    Ha pasado mucho. Lo primero es que nadie preveía un evento de este tipo. Toda nuestra sociedad vivía en sueño colectivo donde se esperaba que la vida se seguiría reproduciendo tal como estaba, con terremotos y cambio climático pero nadie visualizaba una pandemia desde que se produjo la gripe española hace más de un siglo. El hecho de que sea un fenómeno global que llegó para quedarse genera un estrés adaptativo crónico para toda la sociedad: personas, instituciones, sistema de educación y familia. Afecta desde la producción a reproducción del ser humano porque produce un daño muy distinto que el estrés agudo al cual estábamos más acostumbrados. Este tipo de estrés ocasiona cambios físicos y emocionales que interactúan entre ellos y gatillan enfermedades que afectan al sistema inmunológico, cardiológico y endocrino, además de descompensaciones de patologías previas en lo mental y la aparición de nuevas enfermedades.
  • Quiénes son los más vulnerables a sufrir estrés crónico?
    La población más vulnerable ha sido la que tenía alguna patología de base, además de los niños y adultos mayores. La primera respuesta a la situación de estrés es la reacción de alarma y cuando esta presión supera la capacidad de respuesta de las personas, es cuando empieza a surgir la fatiga, los síntomas depresivos y ansiosos, entre otros. Primero, los niños y jóvenes se ven afectados porque se les quitó toda la interacción social que es clave para su desarrollo. También se han visto efectos como un mayor deterioro cognitivo de los adultos mayores. Sin embargo, la población adulta también recibe un impacto y va a acusar recibo más adelante. El estrés crónico produce efectos como una guerra que deja un trauma generacional.  En Estados Unidos se han desarrollado estudios que plantean, incluso, que sus efectos reducirían en varios años la expectativa de vida de las personas. Vamos a tener una ola de enfermedades relacionadas con el estrés de la pandemia y eso tiene un costo global y masivo que no se ha dimensionado. Las mujeres son especialmente vulnerables porque, en su rol de cuidadoras, asisten a los hijos, padres e incluso a vecinos. Han quedado muy solas porque ya no cuentan con sus redes de apoyo y están sobrecargadas con el teletrabajo y las labores domésticas.
  • ¿Cuáles son los principales síntomas del estrés crónico?
    Depende mucho de la capacidad de las personas, su situación, biología y estructura de personalidad. Como síntomas comunes están: la irritabilidad, cansancio matinal, trastornos del sueño, fatiga, trastornos alimentación y aislamiento, entre otros. Este es un fenómeno bien particular porque nos pilla en un momento en que hemos desarrollado la tecnología que nos permite estar en contacto con el mundo. Pero si bien estamos comunicados, no interactuamos y nada reemplaza el contacto personal. 

VOLVER A LA TRIBU

  • ¿Cómo superamos los efectos de esta pandemia?
    Hay varios temas que se ponen en jaque. La pandemia nos ha obligado a repensar la forma en que vivimos, la libertad y qué queremos como sociedad. Hay que redefinirse a mediano y largo plazo y revalorizar lo que realmente nos sostiene, como la familia, los afectos y las relaciones humanas que se dan mejor en una dimensión más pequeña como las tribus. La familia chilena ya venía muy estresada y ésta es una oportunidad para repensarla. Estamos obligados a incorporar la tecnología para hacer nuestras vidas mejores y disminuir el estrés que ya teníamos, en especial las mujeres que somos las cuidadoras.

    ¿Cómo?  Hoy estamos en una etapa de resistencia al cambio y agotamiento y eso nos permite encontrar soluciones novedosas. Hay que generar estrategias nuevas. Si uno tiene una visión más amplia podría ver los beneficios de incorporar lo digital, concentrar la carga laboral, vivir más en comunidad. Existe una salida pero requiere de versatilidad, flexibilidad cognitiva y de una actitud optimista. La comunicación debe ser veraz pero optimista, en positivo.

  • ¿Qué significa el efecto cabaña?
    Las personas que tienen dificultades en lo social, la cabaña los favorece. Ha sido un descubrimiento porque muchas de estas personas lo pasaban pésimo al tener que enfrentarse a las aglomeraciones y para ellos ha sido beneficioso. Me ha tocado ver a estudiantes que prefieren la versión híbrida, y si bien no es el síndrome de la cabaña propiamente tal, esta versión es un espacio personal para poder desarrollarse sintiéndose seguros.

    El síndrome de la cabaña verdadero consiste en que uno está acomodado y seguro en la casa y resulta un esfuerzo volver a salir y encontrarse con los tacos, las aglomeraciones y amenazas del mundo externo. Es la resistencia a un nuevo cambio porque además no tenemos la certeza de que será permanente. También hay un grupo de personas que ha perdido el interés de tener interacciones sociales y son parte de las consecuencias físicas y psicológicas de la pandemia.

  • ¿Qué recomiendas para manejar mejor el trabajo y estudio dentro de la casa?
    El cerebro cuando no tiene estímulos diferentes se aburre. Recomiendo engañar al cerebro: levantarse, ducharse, tomar desayuno e ir la dar una vuelta a la manzana preparados como si uno fuera a trabajar. Esta simple actividad hace que el cerebro lo registre como un cambio. Esta simple variación, hace que los estímulos de los circuitos neuronales activados para trabajar, descansen porque tienen que poner la atención en otros estímulos. Estos cortes o pausas son vitales para evitar el “burn out” que se produce cuando las neuronas están siempre viendo los mismos objetos en una actividad. El cerebro necesita nutrirse con paisajes distintos, personas nuevas y estímulos diversos. A propósito del estrés crónico, el cerebro repara las vías neuronales o sinapsis cuando anda “paveando”, cuando mira otras cosas en forma distraída. Además, se sabe es que la actividad física no sólo produce endorfinas sino que genera reconexiones neuronales y ayuda al estrés crónico. Hay muchas soluciones distintas que requieren de decisión, disciplina y disminuir la resistencia al cambio.

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