La escalada de tensión entre Israel e Irán ha capturado la atención de los medios internacionales y de la diplomacia global. Los titulares se concentran en los intercambios de misiles, en el riesgo de una guerra regional y en los movimientos militares de dos de los principales actores del conflicto de Oriente Medio. Sin embargo, mientras el mundo observa ese enfrentamiento, Gaza sigue ardiendo bajo las bombas, sin que la comunidad internacional logre detener la catástrofe humanitaria que allí se vive.
Desde el inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza en octubre de 2023, más de 55 400 palestinos han sido asesinados, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza. Solo en junio de 2025, más de 1 300 personas han sido asesinados en los bombardeos y operaciones terrestres, muchos de ellos en Rafah y otras zonas donde se agolpan cientos de miles de desplazados internos. Las últimas semanas, marcadas por el enfrentamiento entre Israel e Irán, no solo no han frenado esta ofensiva: han coincidido con los ataques más cruentos sobre los centros de distribución de ayuda y refugios de la ONU.


Un escenario de impunidad
La atención mundial puesta en la confrontación Irán-Israel parece haber otorgado a Israel un margen aún mayor para intensificar sus ataques en Gaza. Con el argumento de neutralizar a grupos apoyados por Irán, como Hamás y la Yihad Islámica, las operaciones militares se han redoblado. En este contexto, la entrada de ayuda humanitaria está cada vez más bloqueada: cientos de camiones con alimentos, agua y medicinas permanecen retenidos, mientras la población palestina enfrenta hambre, sed y enfermedades.
La ONU y organismos como la Cruz Roja Internacional han denunciado que el sistema de distribución de ayuda bajo control israelí se ha convertido en un “campo minado”, donde los intentos de acceder a suministros básicos terminan en tragedia. El 16 de junio, al menos 40 palestinos fueron asesinados mientras intentaban llegar a un punto de reparto de alimentos en Gaza, según informes de Reuters y AP. Desde el 27 de mayo, más de 200 personas han muerto y unas 2 500 han resultado heridas en circunstancias similares.
“La nueva distribución está resultando letal… un sistema peligroso, inadecuado y violatorio de los principios humanitarios”, denunció la ONU.
El riesgo del olvido estratégico
Mientras el mundo debate los escenarios geopolíticos de una eventual guerra regional, Gaza se consume en un drama diario que desaparece de los noticieros. Las imágenes de cadáveres bajo los escombros y de niños desnutridos ceden lugar a gráficos de misiles y análisis de movimientos militares. El pueblo palestino paga un precio desproporcionado: desplazamiento forzado, destrucción sistemática de infraestructura civil y el riesgo de que cualquier posibilidad de reconstrucción se extinga antes de nacer.

Gaza: la víctima más desprotegida
Para la población de Gaza, la guerra entre Israel e Irán no es un conflicto lejano ni ajeno: cada episodio de tensión se traduce en más bombardeos, más muertes y más hambre. La amenaza de una expansión regional, con potencial involucramiento de Líbano, Siria y otros actores, solo incrementa el peligro para quienes ya viven en el límite de la supervivencia.
Mientras los ojos del mundo miran hacia otro lado, Gaza sigue siendo bombardeada. Y el pueblo palestino, una vez más, soporta la peor parte de una guerra que no eligió.
