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Tamara Ferj: Creó Fundación que apoya a niños con altas capacidades

  • Hace nueve meses junto a unas mamas de un chat de padres, quiso dar un salto para compartir experiencias y ayudar a otras familias del país que tienen hijos con este diagnóstico.

Su hijo Amir acaba de cumplir 7 años y desde muy pequeño mostró que tenía precocidad en su aprendizaje y se interesaba en temas que le eran muy diferentes a sus pares. Fue ahí cuando Tamara Ferj –descendiente siria- comenzó a tratar de entender qué es lo que estaba pasando. “Cuando tenía 2 años memorizaba información de forma muy exacta, como por ejemplo nombres, años y figuras como los logos de los automóviles. Un día me di cuenta de que los reconocía desde el balcón de mi departamento lo que me llamaba mucho la atención, también a mis amigos y familiares. Pasaba horas nombrando la marca de cada auto y se notaba que disfrutaba aprendiendo, le gustaba que le hiciéramos preguntas y conversáramos con él como si fuera un adulto. Adoraba los libros y los planetas, no disfrutaba andar en bicicleta ni jugar al fútbol como los otros niños de su edad. Un día me di cuenta de que ya sabía leer, porque leyó una caja de fósforos, comenzó a escribir con letras de juguete y luego a escribirlas con lápiz en papel. Según la neurosicóloga, Amir -a sus 4 años-, tenía muy buena motricidad fina, porque escribía cartas de forma fluida con letra muy clara. Si bien muchos niños de Altas Capacidades (AACC) son precoces, no necesariamente pueden adelantarse en hitos del desarrollo como la lectoescritura”, cuenta Tamara.

De hecho, en 2020 su hijo insistió en que quería aprender árabe y de ahí que Tamara contactó a una profesora en Viña del Mar, ya que ella junto a su familia viven en Algarrobo. Lo cierto es que Amir a los pocos meses aprendió el idioma y lee en árabe. También rindió exámenes libres de 1º básico en junio de este año y, ahora va de oyente a un colegio para que comparta con niños de su edad. Sin embargo, Tamara comenta que a Amir le gusta ir al colegio porque conoce y comparte con otros niños, pero que le llama la atención que le pasen materias o le enseñen temas que ya sabe y no entiende por qué pasa eso.

Ella sabe que, desde muy pequeño, Amir tenía características que le llamaban mucho la atención como su forma rápida de aprender, su memoria, sus diferentes intereses en temas y cuando estaba en el jardín le sugirieron que le realizara una evaluación neuropsicológica. «Nuestro hijo tenía la edad cronológica de 4 años y la edad intelectual de un niño de 6 o 7 años, esto provocaba una asincronía y se definía como Altas Capacidades. Empecé a buscar respuestas, el jardín desconoció el diagnóstico pues no le hacía sentido y llegué al programa de talento de la PUC Penta, donde me derivaron a una psicóloga que podía ayudarme complementando el informe para que pudiéramos llevarlo al jardín. Esta psicóloga confirmó el diagnóstico y aún así, el jardín infantil nos sugirió que buscáramos otra alternativa escolar más acorde a sus habilidades. Gracias a esta psicóloga llegué a un grupo de padres de niños y adolescentes con Altas Capacidades. Básicamente era un grupo de apoyo para hablar sobre el tema, informar, vincular con especialistas de las AACC (que son muy pocos en Chile) y, sobre todo a contener a los padres y madres que buscan respuestas sobre sus hijos y muchas veces obtienen diagnósticos errados (TEA, déficit atencional o hiperactividad) y son medicados innecesariamente», cuenta Tamara.

Después de unos meses, le propuso a una mamá del grupo que se unieran para formar una fundación y así en febrero de este año nace la Fundación Altas Capacidades Chile – Abrazando el talento. Actualmente, representan a más de 200 familias de niños y niñas con AACC (desde Arica a la Patagonia) cuya problemática es desconocida entre los profesionales que trabajan con la niñez y no existe legislación alguna en nuestro país para considerar a estos niños dentro del sistema educativo. Su sitio es www.altascapacidades.cl 

  • Tamara, ¿por qué nace esta fundación?

La fundación nace a partir de la necesidad de padres y madres de niños con AACC, quienes buscan contención, encontrar experiencias similares y no sentirse solos en un camino que presenta tanta incertidumbre en el momento en que tu hijo es detectado con AACC. Comenzó con un chat de cuatro mamás, que empezaron a formarse en cursos de orientación para padres de niños con AACC, luego el grupo fue creciendo y, hoy podemos decir que somos 200 familias congregadas en este mismo chat, que respetuosamente conviven para ayudarse mutuamente y acompañarse en la crianza de nuestros hijos. 

LA MIRADA DE UN MUNDO DIFERENTE

Las personas con AACC presentan capacidades excepcionales en una o varias funciones cognitivas o áreas del desarrollo, e implican un potencial no necesariamente reflejado en un alto rendimiento académico, pero sí requiere estar acompañado. “Sentí un alivio por entender a mi hijo, pero un miedo enorme a lo desconocido. Ahora entendía el porqué de su forma de ser tan diferente y, luego empecé a darme cuenta de que todo lo aprendía solo: el abecedario, a juntar las letras y leer; luego a escribir y hoy, a sus 7 años, la verdad es que no sé cómo aprendió a restar, multiplicar y dividir”, dice Tamara.

  • Es cierto que ya no se habla de “niños genios”. ¿Por qué?

Para aclarar un poco más los conceptos, cuando hablamos de genios son aquellas personas que realizan aportes muy relevantes en la sociedad como: Albert Einstein, Marie Curie o Stephen Hawkins. No hay que confundir estos términos que sólo hacen que exista confusión y crezcan mitos alrededor de la alta capacidad. En lo que hay que enfocarse es entender que la AACC es parte de la neurodiversidad y, sus características van asociadas más allá de una inteligencia superior a la media, puesto que también hay que evaluar características socioemocionales, intensidad, asincronía y conductas que son observables y que los hacen diferentes a la norma. Entendemos la alta capacidad bajo un paragua que considera la precocidad, el talento simple, complejo y la superdotación.  

  • ¿Cómo las familias se pueden dar cuenta que tienen un hijo AACC?

Si bien hay muchos perfiles de niños y niñas AACC hay varias características que son comunes entre ellos. Muchas veces desarrollan el lenguaje de manera precoz, se inician en aprendizajes específicos (dinosaurios, astronomía, matemáticas). Aprenden autónomamente y hacen transferencias de conocimientos a otras áreas con naturalidad. Poseen gran capacidad de concentración, sobre todo en tareas que captan su interés. Son altamente sensibles y emocionalmente muy intensos. Cuestionan la autoridad y son perfeccionistas. Prematuramente empiezan a preocuparse por temas abstractos y trascendentes como: el origen de la vida y el universo; la muerte y la religión. Poseen pensamiento divergente, que les ayuda a llegar a distintas soluciones para un mismo problema. Además, en su forma de ser existe la asincronía la que se hace evidente y que vemos a menudo en casos como: cuando un niño puede hablar a sus 10 años de física cuántica, pero en la noche se acuesta a dormir con su peluche.

  • ¿Qué es la asincronía?

 La asincronía es algo complejo, puesto que se debe entender cómo convivir con tres edades en un solo cuerpo, porque este mismo niño que nos puede hablar de ciencias y materias complejas, también puede tener berrinches de un niño de 5 años. Muchos niños de altas capacidades, también tienen hipersensibilidades las que como, se pueden entender cómo si tuvieran un amplificador de sentimientos, emociones y sensaciones. Entonces, a veces, pueden tener dificultades con ruidos, texturas, sabores, luces o que su cuerpo necesite moverse en exceso por su hipersensibilidad psicomotora y que obviamente puede convertirse en algo que dificulte su desarrollo, puesto que no es bien entendido. El caso de las niñas muchas veces suele pasar desapercibido y hay que estar atentos a todas las señales, ya que la mujer corre por un carril distinto, porque tienden a camuflar sus talentos para poder encajar entre sus pares y en el medio donde se encuentren. 

  • ¿En qué ayuda la fundación?

Somos una fundación nueva, por lo tanto, necesitamos recursos para poder apoyar a familias que no cuentan con los medios económicos para acceder a la detección de un especialista, ni tampoco a costear cursos, talleres o a potenciar el talento de sus hijos. Para nosotros, la educación y formación de nuestros miembros es muy importante, por lo que constantemente estamos generando instancias para educar a las familias que están en nuestra agrupación. Hemos organizado una biblioteca muy nutrida, para que todos puedan ingresar y comenzar a leer y a empoderarse de la alta capacidad. También nos han contactado profesores de diversas escuelas y universidades que están interesados en conocer sobre la alta capacidad y que, desde nuestra visión como padres, podemos darle un primer acercamiento sobre este tema. Hacemos muchas y variadas actividades para las familias como, por ejemplo: generar espacios recreativos y educativos para los niños, trekking, talleres de arte y ciencia, charlas con especialistas y diversas actividades que han sido autofinanciadas. Y no hay que olvidar que también hemos hecho grandes e importantes vínculos con asociaciones internacionales de Argentina, España, Puerto Rico y EEUU quienes generosamente siempre nos brindan su experiencia y conocimiento sobre la AACC.

  • Cuéntame acerca de las políticas públicas para apoyar a familias.

Actualmente, en Chile no existen políticas públicas que consideren las AACC como una necesidad educativa especial, es decir, el alumnado que se encuentra en las aulas no ven atendidas sus necesidades educativas, porque no hay ley que los proteja. A diferencia de otros países de la región como Bolivia, Brasil, Ecuador, Puerto Rico, Perú, entre otros, que ya están organizados, en nuestro país sigue con la venda en los ojos. Además, no hay formación docente, especialistas en el área de la salud mental ni en profesionales que trabajen con la niñez.  Ante este escenario tan poco auspicioso, en septiembre 2021, se creó la Red Chilena para la Alta Capacidad que agrupa a distintos actores de AACC de nuestro país, entre ellos están los programas de talento de distintas universidades, académicos, profesionales en detección y nosotros como fundación de padres. Nos reunimos con el objetivo de trabajar intensamente para posicionar la temática a nivel social, educativo y también en nuestras políticas públicas.

  • ¿Qué pasa con la educación en Chile?, ¿estamos preparados para recibir a niños con altas capacidades?

No, el sistema no está preparado, ni los colegios, ni el currículum nacional lo están. Sin embargo, hay casos puntuales de profesores que -de manera voluntaria- han hecho adecuaciones para acompañar a sus alumnos y alumnas de AACC en el aula. Como agrupación y miembros de la Red Chilena para la Alta Capacidad hacemos un llamado urgente para que las carreras de pregrado en pedagogía contemplen en sus mallas la formación en AACC ya que las estadísticas dicen que, en un aula de 30 alumnos, al menos 3 a 5 niños posee altas capacidades. Si lo pensamos de esta forma y viendo los números de manera tan real, entonces hay que tomar cartas en el asunto; aprovechar a estos niños que podrían ayudar tanto a nuestro país en el futuro, pero también y lo más importante, es ayudarlos a ellos porque se merecen una educación que se adecue a sus necesidades. En esto último, existe un balance muy importante que hay que entender; un niño que tenga sus necesidades de aprendizaje satisfechas es un niño que va estar contento y feliz. Por otro lado, si a un niño no le otorgamos estas oportunidades, claramente su aprendizaje se verá estancando y probablemente, como lo hemos visto, hay niños que comienzan a presentar trastornos y depresiones por no ser atendidos y abordados integralmente. Por desconocimiento, se cree que los alumnos con altas capacidades pueden arreglárselas solos y esto es uno de los grandes mitos que existen. Un niño de AACC necesita ser acompañado para crecer de manera plena. Ser de AACC no es ser mejor, es ser diferente y nosotros como padres debemos proteger su socioemocionalidad, porque son niños muy vulnerables ante un sistema que no los reconoce, ni los comprende. 

Por Paulina Latrach

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