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Palestina para mochileros

Viajar a Tierra Santa con bajo presupuesto es completamente posible, especialmente en esta baja temporada.

Otoño es una excelente época para visitar Palestina, las temperaturas son agradables, hay muchos días soleados y, debido a la lentitud con que se ha reactivado el turismo, hay mucha más libertad para elegir dónde quedarse y cómo armar tu itinerario.

Era mi primera vez en Palestina y tenía muchas expectativas respecto al lugar donde nacieron mis tatarabuelos. Llevo 6 meses viajando como nómada digital, es decir, con trabajo remoto, por lo que era uno de mis destinos imperdibles.

Aunque en un comienzo iba a volar a Tel Aviv en diciembre, tuve que cambiar planes debido al cierre temporal de las fronteras ocasionado por la variante Omicrón, y viajé a Egipto antes. Ahí me enteré de la apertura y crucé la frontera por Taba, desde Dahab, en Sinai.

El bus te deja en el terminal de Taba y de ahí se caminan unos 2 kilómetros hasta la frontera. Se paga un impuesto de salida que depende del humor del funcionario egipcio, yo pagué 15 libras egipcias (1 euro), con lo que entregan una estampilla que luego piden a la salida. Desde ahí, pasas directo a la aduana y policía israelita. Me interrogaron unos 15 minutos preguntando sobre mi itinerario, dónde iría, si conocía a personas en Israel, por qué elegí esa ruta en vez de ir a Petra primero que estaba más cerca, la interrogadora hace como que llama a alguien y le pregunta por tu extraño caso. Cuando ya me estaba aburriendo del interrogatorio, me dejaron pasar, sin problemas. Pero antes, es obligatorio hacerse un PCR que cuesta 100 shekels. Ya en Israel, tomé un taxi al terminal de Eilat para abordar un bus directo a Jerusalén.

Vale la pena parar unos días para recorrer la vieja Jerusalén y también asombrarse con el funcionamiento de una ciudad militarizada. Hay muchos uniformados, policías y jóvenes en su servicio obligatorio por las calles. Nunca vi un lugar con tantas personas armadas en la calle y tantos judíos ultra ortodoxos. Incluso, los paseos de curso de los colegios ultra ortodoxos son escoltados por un guardia de seguridad armado, en forma obligatoria, siendo que no existe ningún peligro. Las protestas frente al ayuntamiento por los maltratos a la población árabe eran cosa de todos los días.

Como mi objetivo era ir a Beit Jala, desde la puerta de Damasco, tomé un bus al checkpoint 300, que en menos de 20 minutos, me dejó en los torniquetes. No me tocó revisión, por lo que pasé rápidamente caminando a Belén. Una vez en Palestina ya es posible moverse con los taxis colectivos y buses.

 

Belén, Beit Jala y Beit Sahur

La Iglesia de la Natividad sin aglomeraciones.    
Cristina Correa Siade
  El famoso hombre con flores de Banksy.
Mosaicos del Hisham’s Palace en Jericó

Arrendé una habitación en Belén, que es mucho más barata que Jerusalén en cuanto a hospedaje y comidas, y el primer día me fui a recorrer la Iglesia de la Natividad y el mercado que está a pocos metros. Ahí se puede comprar verduras y frutas a muy buenos precios y además es muy fácil pedir un shawarma o dulces como fatayer en la calle. También fui a buscar los graffiti de Banksy y a recorrer el muro que divide Belén de Jerusalén que es uno de los paseos obligados.

Actualmente, la división entre Belén, Beit Jala y Beit Sahur es apenas perceptible. Los poblados y la construcción han crecido tanto que casi no quedan campos de olivos. Además, es dramático ver los asentamientos judíos con sus carreteras especiales o que los palestinos tengan que transitar por esos lugares con miedo de sufrir un ataque de los settlers. En el lado palestino se respira seguridad y en estos tiempos impera la paz.

En Beit Sahur, uno de los imperdibles es el Campo de lo Pastores, donde de acuerdo a la tradición católica se anunció por primera vez la llegada de Cristo. En tanto, en Beit Jala, además de caminar por la ciudad Vieja, es recomendable conocer el monasterio y viña del Cremizon.

 Sin duda, el transporte es de lo más caro para los mochileros. En ese sentido es mejor utilizar los servicios colectivos que salen de la estación de buses de Belén (piso -4) y evitar los taxis, que en cada viaje cobran desde 15 shekels. Por lo mismo, utilicé todas mis habilidades de negociante para conseguir buenos precios con los taxistas para visitar, por ejemplo, el Herodion, que son los vestigios de la fortaleza de Herodes, que incluyen un anfiteatro o visitar Jericó, que también tiene sitios históricos y arqueológicos imperdibles, como el Palacio de Hisham.

¿Cómo llegar a Palestina?

 

El mercado de Belén
El Herodion

Si viajas desde Chile, la forma más económica es tomar un vuelo de Chile a Europa, el más barato que encuentres y luego aprovechar un low cost que te lleve al aeropuerto de Ben Gurión. En mi caso, continué el viaje hacia Jordania, cruzando por el puente King Hussein, pero no es recomendable, ya que no estampan el pasaporte y se debe obtener la visa jordana en Ramallah. Lo bueno es que eso me obligó a conocer la capital del gobierno Palestino y visitar el mausoleo y museo de Yasser Arafat, que explica con detalles la historia de Palestina.

Cristina Correa Siade

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